Entre las disfunciones sexuales, que como ya hemos visto
son alteraciones que se producen en el desempeño sexual normal de una
persona, encontramos trastornos de la excitación sexual,
caracterizados por producirse en la segunda fase de las cuatro que componen la respuesta
sexual humana, la meseta.
Los principales trastornos de la excitación sexual suelen
contemplarse como propios del género masculino, aunque por supuesto, este tipo
de trastornos ocurren también en mujeres, sólo que son menos conocidos. Entre
ellos nos encontramos:
- Trastorno
de erección: El trastorno de erección, también más conocido como disfunción
eréctil, se da en los hombres y es la incapacidad para mantener una erección
suficiente para consumar la penetración y mantenerla durante toda la actividad
sexual, produciendo además un malestar significativo en la persona que lo
padece. Para que el trastorno de erección se considere como una disfunción
sexual, es necesario que se mantenga por un periodo mínimo de seis meses y que
no se deba a otra causa, como por ejemplo el consumo de sustancias.
Las causas más comunes de la disfunción eréctil son
psicológicas, pero también puede ocurrir que se deba a causas biológicas.
Aunque es necesario un correcto funcionamiento fisiológico para que se produzca
y mantenga la erección, varias regiones cerebrales están involucradas en
aspectos importantes de la función sexual. Por ejemplo, muchas neuronas
hipotalámicas tienen conexiones con las regiones espinales responsables de la
erección y los núcleos paraventriculares tienen conexiones con los centros
espinales. En el cerebro se localiza todo el control del eje
hipotálamo-hipófisis-gonadal, fundamental en el correcto funcionamiento, tanto
de la excitación como del mantenimiento de la misma. Diversos estudios han
observado que la disfunción eréctil es más frecuente en personas con lesiones
frontales y temporales respecto a personas con las lesiones parietales y
occipitales. Las conexiones entre estructuras cerebrales anteriores y
comportamiento sexual son numerosas. Por motivos fisiológicos, la incidencia de
los trastornos de erección aumenta conforme avanza la edad.
- Trastorno
de la excitación sexual femenina: Se conoce como trastorno de la excitación
sexual femenina la incapacidad para obtener o mantener la respuesta de
lubricación propia de la fase de excitación durante toda la actividad sexual.
Al igual que ocurre en el trastorno de erección, produce malestar a la persona
que lo padece. Entre estos trastornos de la excitación sexual se incluyen,
entre otros, la falta o la disminución de la lubricación vaginal, reducción de
la sensibilidad del clítoris o de los labios o ausencia de relajación de
la musculatura lisa vaginal.
Las causas de este trastorno son un incorrecto
procedimiento en la estimulación sexual, cuando la liberación de
acetilcolina provoca que señales parasimpáticas dilaten las arterias de los
tejidos eréctiles. Estas señales parasimpáticas, también se dirigen a las
glándulas de Bartolino, situadas bajo los labios menores, para provocar la
secreción de moco lubricante, necesario para facilitar el coito y una sensación
satisfactoria durante el mismo. La incidencia de este trastorno también
aumenta con la edad, ya que la disminución de los niveles de estrógenos en
algunas etapas como la menopausia, puede propiciar su aparición.
Otro de los conocidos trastornos de la excitación sexual
femenina es el vaginismo, que tiene origen psicológico ya que se trata en
realidad de una fobia que produce una contracción excesiva de la musculatura
pubo-coccígea.
- Síndrome
de la excitación genital persistente en la mujer: Es un estado de excitación
genital continuado e incontrolable que puede durar días, semanas o meses y que
aparece sin motivación previa ni deseo sexual consciente. Culminar una relación
sexual no alivia este estado.
Aunque las causas de este síndrome no están totalmente
dilucidas, los estudios parecen indicar como posible causa la alteración de los
nervios sensoriales que inervan los genitales femeninos y el nervio dorsal del
clítoris, que podrían enviar señales sensoriales erróneas. También se postula
como posible causa una excesiva producción de testosterona o una malformación
en las raíces arteriales del clítoris.
A menudo, las personas que padecen alguno de este tipo de
trastornos de la excitación sexual sienten vergüenza por considerarse fuera de
la normalidad, cuando en realidad este tipo de patologías son más comunes de lo
que podamos pensar, por lo que debemos acudir a un especialista para, tras el
diagnóstico, tratar de solucionarlos y comenzar a vivir una sexualidad plena.
“El deseo
adquiere sentido cuando soy capaz de transformarlo en una acción”. Jorge Bucay
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