¿Cuáles son las predisposiciones del cerebro masculino?
Las conductas de los hombres y las mujeres se ven
influidas por las hormonas que rigen los cerebros de ambos, que aunque tienen
ciertas similitudes, los estudios al respecto indican que operan de una manera
diferente.
Desde la concepción, el cerebro masculino es diferente
del femenino, ya que por disponer del cromosoma Y, todas sus células son
masculinas. Las hormonas masculinas regulan las conductas típicas del macho de
la especie, tales como la competitividad, la territorialidad o la búsqueda de
resolución de problemas, además de condicionar su comportamiento, tanto social
como sexual.
Conocer los impulsos del cerebro en el caso de cada sexo
nos ayudará a entender las diferencias biológicas entre ambos. Las principales hormonas
que operan en el cerebro masculino y por tanto regulan su comportamiento son
las siguientes:
- Sustancia inhibidora de Müller (SIM): Durante la gestación, la SIM es la encargada de liberar al hombre de su biología femenina. Es la responsable de la conducta masculina relacionada con las ganas de explorar y vivir aventuras.
- Testosterona: Es la principal hormona masculina y la más relacionada con las conductas típicamente masculinas a nivel biológico, tales como el aspecto dominante o la agresividad. Participa en la creación de la androstenediona, feromona responsable de activar la conducta sexual y la búsqueda de apareamiento, además de provocar el olor característico del macho de la especie, que actúa como afrodisíaco natural atrayendo químicamente a las mujeres.
- Vasopresina: Es la responsable del instinto de protección familiar y de la defensa de la territorialidad. Provoca el ritual previo al apareamiento. Al igual que ocurre con la testosterona, exalta las características típicamente masculinas.
- Dopamina: Es la responsable tanto de la repetición de los comportamientos que proporcionan placer y de la conducta entusiasta del hombre, tanto durante el coito como en el juego o deportes de competición.
- Oxitocina: Además de disminuir el estrés, provoca el deseo sexual y posibilita la vinculación emocional forjando lazos permanentes al cambiar las conexiones de los circuitos cerebrales. Cuando se combina con la testosterona del hombre, provoca en él la necesidad de dormir, como suele ocurrir tras el coito.
- Prolactina: Favorece la conducta paterna.
- Cortisol: Es la hormona responsable de generar estrés ante una amenaza y predispone a la conducta de enfrentamiento a ella.
- Estrogeno: Es la encargada de aumentar el deseo sexual en el hombre y de la conducta cariñosa en pareja.
Estas hormonas que rigen la biología del cerebro
masculino provocan las diferencias de conducta entre ambos sexos y gracias a
las nuevas tecnologías podemos observar estas diferencias entre ellos en cuanto
a funcionamiento cerebral y procesamiento de la información.
En el aspecto sexual, las diferencias son claras: A los hombres
les resulta más sencillo relajarse y aislar sus inhibiciones y parece ser que su
estimulación con respecto a las relaciones sexuales se reduce a los tres
minutos previos al coito. La diferencia en la temporalidad en cuanto al tiempo
de excitación necesario para alcanzar el climax, provoca en el hombre la
necesidad de retrasar la eyaculación el tiempo necesario para permitir a la
mujer alcanzar la excitación suficiente para quedar satisfecha. Para ello, el hombre
tiene que aprender a inhibir sus centros cerebrales de la excitación sexual dirigiendo
su atención hacia otras áreas del cerebro no sexuales. Una buena técnica para
lograrlo es, por ejemplo, dirigir la atención hacia pensamientos que requieran
de concentración, como recitar mentalmente el alfabeto de manera inversa. Es
curioso que a pesar de las diferencias entre ambos sexos en cuanto a conducta
sexual se refieren, las técnicas de neuroimagen modernas no registran
diferencias cerebrales durante el orgasmo entre el sexo masculino y femenino.
Aunque el comportamiento masculino, al igual que ocurre
con el femenino, viene regulado por las hormonas que hemos especificado, la
biología no es determinante y las diferentes experiencias que vivimos nos
condicionan y modifican nuestras conexiones neuronales, de manera que podemos
aprender a comportarnos adoptando posturas socialmente aceptadas, aunque para
ello debamos inhibir en ocasiones algunos de nuestros instintos innatos.
“Entre hombre y hombre no hay gran diferencia. La
superioridad consiste en aprovechar las lecciones de la experiencia”
Tucídides. Historiador ateniense.
Creado por: @CM_Cuellar @CM_Furio
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