Para la gran mayoría de las personas, la llegada de
Septiembre implica el fin de las vacaciones y con ello la vuelta al trabajo y a
la rutina. Aunque la mayoría de gente no percibe este cambio como
desestabilizante, un amplio porcentaje de personas se ven afectadas en este
momento por lo que se conoce como Síndrome Postvacacional.
El Síndrome Postvacacional no está aceptado ni reconocido
de manera internacional como una enfermedad, sino que se trata de un conjunto
de síntomas similares a los que presenta la depresión y la ansiedad, que se dan
de manera transitoria a causa de la dificultad de adaptación al trabajo tras un
tiempo prolongado en mayor o menor medida de vacaciones, y que no requiere de
intervención psicológica especializada para su tratamiento. Aunque este estado
ha existido siempre, el ritmo de vida frenético de nuestra sociedad actual desarrollada
ha hecho que en los últimos tiempos se amplíe el porcentaje de gente que se ve
afectado por este estado transitorio de adaptación.
Durante las vacaciones dejamos de lado nuestros hábitos
de vida organizada mediantes los cuales desempeñamos nuestra actividad
profesional y modificamos nuestros biorritmos habituales en cuanto a horarios
de alimentación y sueño. Prolongamos nuestros periodos de descanso tras noches
con mayor actividad que el resto del año, abandonamos nuestras rutinas de
alimentación y tenemos en general unos hábitos desordenados al no estar sujetos
a ningún horario estricto. Es por ello que cuando nos enfrentamos con la vuelta
a nuestra rutina diaria nos encontramos con que debemos adaptar nuestro
organismo a los nuevos horarios, lo que supone un cambio significativo en
nuestros biorritmos y una descompensación entre lo que debemos y lo que podemos
ofrecer. A ello se une el hecho de que una gran mayoría de personas no
encuentra motivación en su trabajo en sí, sino en los periodos vacacionales que
le suceden y el hecho de que este retorno al trabajo en septiembre sea la fecha
más alejada del año del siguiente periodo vacacional, afecta de manera negativa
a su motivación y de ello se deriva una disminución de la resistencia a las
adversidades que puedan surgir en el día a día, pues es la motivación lo que
nos permite normalmente hacer frente a cualquier dificultad.
Los síntomas típicos de Síndrome Postvacacional consisten
en irritabilidad, insomnio, tristeza, desmotivación, debilidad generalizada,
cansancio, somnolencia a lo largo del día,
disminución de la capacidad de concentración y de la tolerancia al
trabajo, incapacidad de tomar decisiones y cierta sintomatología propia de la
depresión, aunque en este caso se trata de algo transitorio.
Debemos ser conscientes de que este estado entra
totalmente dentro de la normalidad y la fase de adaptación finalizada, permitiéndonos
coordina de nuevo nuestros biorritmos con nuestras obligaciones diarias. Para
evitar caer en un bucle donde nuestra desmotivación nos impida ordenar de nuevo
nuestra vida y la falta de orden nos impida encontrar la motivación necesaria
para avanzar, podemos, además de evitar la idealización de nuestro periodo
vacacional, hacer una serie de gestos que nos serán de ayuda, como despertarnos
siempre a la misma hora, hacer ejercicio, comenzar con la realización de tareas
más agradables o sencillas o plantear objetivos alcanzables de forma sencilla.
Podemos prevenir la aparición del Síndrome Postvacacional
si durante nuestros días de vacaciones mantenemos cierto horario para mantener
nuestro biorritmo. Es importante que tras la vuelta de las vacaciones dispongamos
de unos días para adaptarnos a nuestra “vida normal” en nuestra residencia
habitual y en el entorno en el que se desarrolla nuestra rutina diaria de
manera progresiva. También es recomendable evitar que toda nuestra motivación
se centre en el periodo vacacional para lo que podemos mantener aficiones
durante el resto del año o reservar unos días libres para el resto del año.
No a todos nos afecta por igual esta vuelta a la rutina.
Las personas de edad más avanzada son las que más afectadas se ven por el Síndrome
Postvacacional y los hombres tienden a padecerlo en mayor medida que las
mujeres. Cuanto mayor es el periodo vacacional del que hemos disfrutado, más
tardaremos en adaptarnos a la rutina diaria, sobre todo si no hemos destinado
el tiempo a descansar, pero aún así la gran mayoría de personas no tardan más
de 3 o 4 días en acostumbrarse a los nuevos hábitos.
Las estadísticas acerca
del porcentaje de personas que sufren este Síndrome Postvacacional indican
que este año se ha reducido el número de casos. En parte puede deberse al hecho
de que, ante una situación económica y laboral como la que atravesamos
actualmente, aceptamos de mejor grado volver al trabajo porque entendemos como
una opción mucho peor no tener trabajo al que regresar. Las vacaciones son un
periodo que todos esperamos porque nos permiten desconectar, pero es necesario
que encontremos motivación en nuestro día a día para sentirnos plenos durante
todo el año.
“Nadie
necesita más unas vacaciones que el que acaba de tenerlas”
Elbert Hubbard. Escritor, editor, artista y filósofo estadounidense.
Elbert Hubbard. Escritor, editor, artista y filósofo estadounidense.
Síguenos en twitter @sobremicerebro
Creado por: @CM_Cuellar @CM_Furio
No hay comentarios:
Publicar un comentario